El lenguaje nos aprisiona, nos limita, permite re-crearnos entre otras cosas. Las palabras se conectan de un modo particular, enlazando sentidos tan diversos como quienes las pronuncian, las escriben, las leen... Aquí, algunas incontinencias que escuchamos cotidianamente.
Muy muy bueno, la felicidad es un instante, muy pequeño por el que se lucha largas horas. Cuando uno está haciendo la cola también está contento, porque uno sabe que la felicidad está cerca.
y, ¿cuán larga es la cola?¿qué tan alta la escalera? ¿de que dependerá lo que se tarde en volver a repetir la experiencia de bajar por este tobogán? ¿Y si en lugar de hacer la cola nos ponemos a construir nuestro propio tobogán?
Adhiero a las ideas de Huali, pero es probable que una vez que tengamos nuestro propio tobogán, comencemos a creer que la felicidad sigue estando en bajar por aquel en el que todos esperan y lo abandonaremos. Cuando nos demos cuenta que perdimos el nuestro la cola en el primero ya será demasiado larga para bajar una última vez.
5 Me regalaron sus palabras...:
Muy muy bueno, la felicidad es un instante, muy pequeño por el que se lucha largas horas.
Cuando uno está haciendo la cola también está contento, porque uno sabe que la felicidad está cerca.
y, ¿cuán larga es la cola?¿qué tan alta la escalera? ¿de que dependerá lo que se tarde en volver a repetir la experiencia de bajar por este tobogán?
¿Y si en lugar de hacer la cola nos ponemos a construir nuestro propio tobogán?
La vida es eso...un montón de toboganes y muchísimas esperas en la cola!
Qué bonito. Qué acertado.
Adhiero a las ideas de Huali, pero es probable que una vez que tengamos nuestro propio tobogán, comencemos a creer que la felicidad sigue estando en bajar por aquel en el que todos esperan y lo abandonaremos. Cuando nos demos cuenta que perdimos el nuestro la cola en el primero ya será demasiado larga para bajar una última vez.
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